Queridas zorras mías
Os aviso de que el post que vais a leer a continuación no es en absoluto interesante, pero al final encontraréis una valiosa lección (y no, no la entenderéis si no leéis el post completo… muajajajaja!)
El viernes pasado decidí ir a visitar a mis padres durante el finde. No es que mis padres vivan en a tomar por el culo, pero el viaje es de lo más horrible porque tienes que dar mil vueltas y tardas dos horas y media en llegar si vas en transporte público. Así que imaginaos el cabreo que me cojo cada vez que voy, con lo dada que soy al mal humor
Bueno, pues estaba yo ahí en la estación de autobuses y al bajar a dársenas veo por las escaleras a una mujer así mayor con una bolsa enorme y todo el mundo pasando de su culo
Ox: perdone, ¿le ayudo?
Vieja: ay gracias, hija (cojo la bolsa). Ay hija, muchas gracias de verdad… qué maravillosos sois los jóvenes, si es que así da gusto… ¡Qué fuerzas tienes, madre mía!
Y yo pensando, “qué señora más agradecida”. Luego descubrí que era una tapadera… era simplemente pesada
Ya en el autobús:
Vieja: A ver hija, ayúdame a ver el número del asiento (con el billete de autobús en la mano)
Ox: No están numerados, se puede sentar donde quiera (todo el autobús vacío)
Vieja: ¡ah, pues me pongo aquí contigo, hija!
Maldita la hora
Extractos de perlas de la maldita señora:
Vieja (mirando por la ventana del bus aún en la estación): Cuántos negritos… y muchos sin papeles… Oye, ¿no es muy tarde para ir por ahí las jovencitas?
Ox (mirando el reloj: las 9 de la noche): No, si todavía hay mucha gente por las calles…
Voz en off en mi cabeza: ¡Caracoles, tiene usted razón! Voy a colocarme las enaguas, no sea que algún malandrín me vea las vergüenzas
Vieja: ¡Ay! ¡Qué móvil más mono! ¿Es un móvil?
Ox: no, es un mp3 (este, más concretamente. Ya ves tú lo que se parece a un puto teléfono)
En autovía estaba más o menos calladita, pero cuando pasábamos por algún pueblo se ponía parlanchina…
Vieja: ¿Esto qué es?
Ox: esto es Parla
Vieja: Parla… ¿este es el pueblo de los chinos?
Ox: ¿qué?
Vieja: hay un pueblo de los chinos… ¿cuál es?
Ox: no sé
Vieja: ¿esto qué es?
Ox: esto es Parla
Vieja: aaaaaaaaaaam… ¡Mira qué de cosas tiene ese hombre en el escaparate! Tendrá negocio
Ox: a saber…
Vieja: ¿pero qué es esto?
Ox: Parla ¬¬
Vieja: ¿y eso qué es?
Ox: no sé
Vieja: será una fábrica… ¡mira qué de luces!
Ox: aham
Vieja: ¡Qué bien está Madrid ahora! Está bonito, ¿verdad?
Ox: sí, nostamal…
Vieja: ¿y qué hacen todos esos coches ahí aparcados?
Ox: es un desguace
Vieja: ¿y eso qué es?
Ox: pues es un sitio al que llevas los coches que ya no sirven y los venden por piezas y tal o como chatarra
Vieja: aaaaaaaaaam… pues será un negocio
Ox: a saber…
Vieja (al ritmo de la radio del autobús): ni una sola palabra, ni gestos ni miradas apasionadaaaaaaas…
Vieja: ¡mira, un club! Pobrecitas…
Al llegar al pueblo yo estaba ya medio mala, y lo primero que dije al bajar del autobús fue
Ox: joder el porculo que ha dao la puta vieja!
Y me quedé más ancha que larga. A estas alturas todas pensaréis que soy un poco hija de puta. Y sí, lo soy. Pero coño, que me conocéis, ¡que no soy un ser social!
Conclusión final: No dejéis nunca de ayudar a las viejas, que eso está feo. Pero fingid que no habláis su idioma